Y comprenderás, tal vez, que todos estamos hechos del mismo material, que somos partículas formadas de polvo espacial o quizá especial, como tu quieras.
Deberás entender que nadie es mejor que nadie, y que a ninguna persona se le ha otorgado el poder de decidir quien vale y quien no.
Es necesario que recuerdes que solo depende de ti el poder brillar y es imprescindible que sepas que absolutamente todos tienen defectos, pero que también todos tienen algo bueno y único que les hace tener luz propia.
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