Es una sensación que nunca había tenido, como si mi corazón se estuviera deshaciendo, nunca me había sentido así, tan confundida, sin saber lo que quiero, sin poder decir a quién hecho de menos. Y no, no me reconozco, yo no soy así. Quizá sea por todo el dolor, por todos los golpes que nunca me dolieron, y sin embargo, ahora que no tengo defensas en el cuerpo me hacen el doble de daño. Me siento débil, me duelen las cosas, no, no me duelen, soy fría, a los cinco minutos puedo estar riéndome de toda tu maldita vida. Tengo miedo a acabar convirtiéndome en un estúpido vegetal que no siente.
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