domingo, 24 de julio de 2011

Se llevan las niñas sin cerebro y las barbies cuya mayor preocupación es haberse roto una uña. Estan de moda las que miden su popularidad en polvos por cada noche de sábado desde los 12 años y las que aumentan 10 centímetros su altura con un peinado a lo Amy Winehouse, las que cuentan con orgullo su coma etílico a causa del licor de melocotón y las que no brillan más que por su piercing en el labio de abajo. Definitivamente, yo no estoy de moda.

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