viernes, 2 de septiembre de 2011

Hagamos un trato.


Yo te llevo el desayuno a la cama (no digo una vez, ¿eh? digo tooodos los días de mi vida). ¿Fútbol? Lo justo: algún partidillo... poco más. Y te prometo que jamás tendré tripa.
A cambio de eso, no te pido nada. Simplemente, que estés conmigo.
Ese es el trato.








Las combinaciones imposibles, resultan perfectas.

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