lunes, 27 de febrero de 2012

"Ella caminaba dando pequeños saltos, acompañados con los mil gestos diferentes que dibujan sus manos. Siempre olía a vainilla y canturreaba trozos de canciones en inglés que ni si quiera entendía. Era una profesional en tropezarse ante la multitud, y caer de rodillas al suelo, aun que también era una experta en levantarse por muy malas que fueran las circunstancias. Eso todos lo sabían, pero él la había conocido de una manera distinta. Había conocido sus mil caras, y sus dos mil quinientas sonrisas, por no hablarte de las miradas, que podían hacerte sentir en lo más alto del mundo e inmediatamente tirarte desde donde estabas para quedar malherido en el frío suelo. El sabía la pasión que le ponía a las cosas, sabía sus miedos y su última pesadilla. Sabía que era una optimista renegada, una ilusa feliz. Sabía que se dormía contando estrellas en el cielo y que soñaba con recorrer todo el mundo. Conocía su faceta cariñosa, la grosera, la odiosa y hasta la más juguetona. Ella era todo un abanico de posibilidades con infinitas metas. Era una bipolar insegura. Era una sonrisa preciosa. Era la persona más imprevisible del mundo. Era como la letra de un poema, que aparece de repente y se va sin aviso. Era un pájaro, con plumas color arco iris que podría cegar a cualquiera, era preciosa, pero vivía enjaulada y había perdido todo su brillo. No llamaba la atención de nadie porque no se lo permitían y ahora que estaba libre él no podía pedirle que volviera. La quería demasiado para arrebatarle su libertad."

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